En esta nueva publicación de
mi blog voy a hablar sobre la creatividad humana, y la restricción a la que
está siendo sometida debido a la influencia del sistema educativo.
No somos conscientes de las
dimensiones infinitas a las que puede llegar nuestra imaginación y creatividad.
O mejor dicho, en el fondo creo que sí somos conscientes de ello, pero no le
damos la importancia que realmente tiene.
Los niños son los principales
protagonistas de esta imaginación y creatividad; y hacen uso de éstas creando
sus mundos de fantasía, y teniendo una percepción de las cosas totalmente
distinta a la de los demás.
Con el paso del tiempo, esta
imaginación y fantasía va disminuyendo, hasta el punto en que quizás desaparece
por completo.

Nuestro sistema educativo ha
explotado nuestras mentes, ha hecho una restricción de la imaginación humana,
la inteligencia y las capacidades creativas.
El sistema educativo se basa
en la idea de habilidad académica, es un continuo proceso de selección, en el
que sólo se pretenden satisfacer las exigencias del sistema capitalista de esta
sociedad industrial en la que estamos inmersos.
Con la educación que
llevamos a cabo no dejamos que nuestra inteligencia en el ámbito creativo
fluya, no dejamos que cada uno exprese y refleje la gran creatividad que lleva
dentro. La inteligencia en este aspecto es muy importante. La inteligencia no
sólo tiene que ver con el ámbito académico; de hecho, no es más inteligente el
que saca mejores notas en memoria.
Los niños se alejan de sus
capacidades creativas con la educación y con el seguimiento de la escuela
programada, que tiene como único fin seguir los patrones establecidos.
Otro factor por el cual no
reflejamos toda la creatividad que realmente poseemos, es el miedo a
equivocarnos. Como dice Sir Ken Robinson en la conferencia, “los niños se
arriesgan; si no saben, al menos hacen el intento. No tienen miedo a estar
equivocados”.
Para concluir esta entrada
sobre la educación y la creatividad, quiero compartir una frase que oí en uno
de los tantos vídeos sobre educación que he visto durante este curso. Esta
frase se me quedó grabada y decía lo siguiente:
“LA ESCUELA QUE
CONOCEMOS ES UNA GRAN FORMADORA, UNA GRAN INSTRUCTORA; PERO NO ES MAESTRA DE
NADA”.